Ni frenético, ni trepidante. BECKETT está lejos de películas de persecusión hombre a hombre, como por ejemplo, la excelente EL FUGITIVO (The Fugitive – Andrew Davies 1993). Y nombre esas dos cualidades más arriba porque es la manera en que la venden en las plataformas.

Si bien la película sostiene la atención del espectador y es entretenida, tiene el ritmo y el tono del cine europeo, de planos largos en su duración, y movimientos de camara simples.

Aquí no hay grandes destrezas visuales.

No se le puede discutir tampoco ese aire Hitchcockiano y la cercanía a películas como EL HOMBRE QUE SABIA DEMASIADO (The Man who knew too much – Alfred Hitchcock 1956) al poner a su personaje principal en tiempo y lugar equivocado.

Beckett huirá durante un segundo acto eterno que parece quedarse sin aire al igual que su protagonista. Llegado el tercer acto nos enteraremos del complot detrás de la persecusión, que tanto el personaje como nosotros desconocíamos. Y cuando todo parece terminar para el, BECKETT va un paso más allá e intentará desbaratar el complot.

Su línea argumental es simple y lineal, nada nos tomara por sorpresa con giros inesperados, todo será bastante predecible, ahí como espectadores, estaremos un paso más adelante.

A BECKETT también deberemos perdonarle algunas cuestiones de guión algo tiradas de los pelos y otras un tanto inverosímiles.

Pero la película cumple y nos hará pasar un buen rato, a pesar de sus traspies y cansancio argumental.

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