Hay una fascinación en los serial killers, nos enganchamos con estas películas, hay algo hipnótico en su accionar, en cierto encanto que desprenden, resulta intrigante saber que piensan o que los motiva.

Y esto las productoras lo saben e inundan las plataformas de streaming con series, películas y documentales que abordan la temática o se meten con personajes de la vida real recreando atrocidades varias.

Pero pocas se destacan, como lo hizo David Fincher en esa magistral obra que fue Zodiaco (Zodiac – 2007), (si no la vieron dejen de leer esto y veanla).

Charlie Plummer

Y aquí Duncan Skiles, en su opera prima (por lo menos en un largometraje) hace algo parecido, lejos del virtuosismo de Fincher, pero con una puesta cuidada y cierto minimalismo, apostando a un clima más intimista. Basada en el asesino conocido como BTK ( por sus siglas en Inglés Atar, Torturar y Asesinar). Es una mirada bastante libre que se aleja de los asesinatos y se mete en su intimidad.

Pero lo novedoso es que aquí nos muestra al asesino desde ese ideal de familia americana, de familia tipo, obrera, creyente, socialmente destacados, y como uno de estos siniestros personajes pueden ser nuestros vecinos, incluso parte de nuestra familia.

La trama tiene un devenir casi detectivesco, donde desde el comienzo de la película sabemos lo que pasa, salvo Tyler (Charlie Plummer) uno de sus protagonistas que irá descubriendo la otra faceta de su padre, Don (Dylan McDemott). Con un interesante giro sobre el final, (atención a la charla madre e hijo) la película avanzará pausada y lentamente, pero no por eso sin dejar de construir suspenso.

Dylan McDermott

Una película que entretiene, aportando otra mirada sobre un género desbordado de ofertas, donde pocas sobresalen de la media, como esta de Skiles, que sin ser una obra virtuosa destaca apenas por encima del resto.

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