Hay una identidad Australiana, en las películas de este origen, muy reconocible. Así como el cine nórdico tiene la suya con esos paisajes helados y desérticos, el cine australiano lo hace con lugares, a priori, menos vistosos pero igual de contundentes y donde claramente identificamos un país.

Enormes y áridos desiertos de tierra naranja, inhóspitos y poco amigables donde nadie podría sobrevivir un día. Y esa es la premisa de Gold, sobrevivir a toda costa, contra el clima, el ambiente hostil y las personas para cuidar una enorme roca de oro puro. Lo que la cuadraría en una película de supervivencia y asedio si se quiere.

Zac Efron

Un hombre, formidable Zac Efron, llega a una distopica localidad, en lo que parecería, y se da a entender, es un mundo apocalíptico, en busca de una oportunidad laboral mas favorable. En esa llegada se encuentra con un chofer (Anthony Hayes) que lo llevara a su destino. En una accidentada parada, el personaje de Efron descubre una enorme roca de oro, esto disparara el primer eje de conflicto, ¿quien se quedara a cuidar el oro mientras el otro va en búsqueda de una excavadora?.

La película se desarrolla con la misma lentitud y pesadez que propone el sol ardiente del desierto australiano, y esto suma mucho a su ritmo. Zac Efron hace un trabajo extraordinario poniéndose la película al hombro donde el 90% de los planos tienen su protagonismo.

Se sabe que la codicia y la avaricia transforma y transfigura a las personas, y eso se refleja en el rostro y la piel de Efron. Nada es amistoso en la película, escorpiones, serpientes, perros salvajes hambrientos y extraños personajes de ojos vacios, serán una amenaza.

Pero mas allá de su temas principales, se establece un interesante dialogo por parte del director (Anthony Hayes, su otro protagonista). Como un narrador omniciente, dónde pone a su criatura a merced de la inclemencia y lo abandona a su suerte. Pero así y todo se comunicará con el a través de un teléfono satelital, cómo si se tratase de megáfono, para exigirle que debe continuar, que no lo defraude, que confíe, que al final puede demorar más de lo pensado. Cómo si se tratara de una crítica hacia la exigencia de parte de los directores para con los actores, mientras esté busca una «solución». Esta idea cobrará fuerza hacia el final en un gran plot.

Anthony Hayes – Director

Una buena propuesta del cine independiente aussie que rara vez defraudan y con un muy buen final.

PD: Veanla con su bebida favorita con mucho hielo, juro que da sed!


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