Tengo una atracción particular por los thrillers de «llamados telefónicos», por encasillarlos en un formato si se quiere.

Encuentro muy interesante como se resuelve un conflicto, que generalmente está en off, y que ocurre, en la mayoría de las veces en una locación o espacio. La manera en que se genera una tensión que crece solo con el uso de los tamaños de plano, diálogos muy trabajados y un buen casting. Y como la economía de recursos suma más de lo que resta.

Hay muy buenos exponentes de este subgénero, THE GUILTY (Gustav Möller – 2018), la excelente remake americana con el mismo nombre dirigida por Antoine Fuqua del 2021, PHONE BOOTH Joel Schumacher – 2002) y la muy buena LOCKE (Stephen Knight – 2013), BURIED (Rodrigo Cortes – 2010), solo por nombrar algunos.

Generalmente en estas películas el protagonista está inmovilizado por alguna razón fortuita, donde solo puede resolver el conflicto con su inteligencia y poder de convencimiento a través del telefono. Y dónde al principio solemos encontrar un breve desarrollo del personaje para acto seguido y a través de una llamada entrar de lleno en el conflicto.

En Desperate… Amy (Naomy Watts) atraviesa un conflicto con su depresivo hijo por la muerte de su padre y lo estimula para qué se levante y acto seguido sale a trotar, lejos…muy lejos. Mientras atraviesa una serie de llamados cotidianos que va resolviendo mientras trota. Hasta que recibe el llamado que la pone en acción.

Amy – Naomy Watts

La película a partir de ese momento se pone bastante previsible y durante los dos primeros actos no logra generar la tensión y atención que las películas de este tipo necesitan. Es bastante agotador ver a Naomy Watts correr y hablar por teléfono con una steadycam que no para de dar vueltas y escorzar sin sentido los planos y con la ayuda de un dron que sube y baja constantemente. Hay películas que con menos logran más.

Ya en el tercer acto la película logra cierto equilibrio y captura algo de esa tensión que se necesita. Para el final hay un cambio de tono muy notorio, lo que a priori era un thriller, termina convirtiéndose en una película sobre la concientización por la tenencia y uso de armas y los eventos vividos en las escuelas estadounidenses. Lo cual desorienta bastante, más allá del objetivo buscado

En conclusión, una película floja que no se decide que quiere ser, si un thriller o un docudrama, que parece cansarse a si misma y perder el aire al correr sin rumbo


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