Hay una tradición acá en Argentina, o por lo menos el marketing así lo concibió, dónde cada 4 años, y con cada entrada de la selección nacional de futbol a un nuevo mundial, HAY QUE CAMBIAR EL TELEVISOR!, para ver los partidos de la mejor manera posible.

En la época del CRT si tenías B&N, cambiabas por uno a color, si tenías de 14″por uno de 20, y así hasta la actualidad, 40″, 50″, 70″, 4K, UHD, etc, etc, etc, y en muchas cuotas. Pero somos tan raros que después le conectamos un alambre como si fuera una parabólica para sintonizar los partidos en la TV PUBLICA y en una calidad pauperrima. ESO ES EL MARKETING, convencernos de que lo necesitamos.

Sinceramente no recuerdo la promo de la marca NOBLEX, pero si la lastimosa y angustiante clasificación de Argentina al mundial de Rusia 2018. Y este es el eje del conflicto de El GERENTE.

Alvaro Torres (Leonardo Sbaraglia)

Alvaro Torres (Leonardo Sbaraglia) es el gerente de marketing de la empresa NOBLEX, empresa dedicada a la comercialización de equipos electrónicos. Un tipo gris, vetusto, anclado a un tiempo pasado, tanto en sus ideas comerciales como  en su forma de vestir. Un tipo que no toma riesgos, donde siempre hay un plan. Separado, por supuesto, y tratando de ser padre, a su manera, de un hijo adolescente. Un tipo que repite propuestas comerciales apenas modificadas cada 4 años. Pero está vez tiene adelante a Federica (Carla Peterson) cómo esa persona que viene a modernizar la firma con ideas más modernas. Cuando Alvaro se entera que problamente lo echen ante la falta de ideas, es que idea una propuesta tan delirante cómo arriesgada. «Si Argentina no clasifica te devolvemos el dinero de la tele». Esto, por supuesto, generó un alud de ventas, si bien las probabilidades eran bajas, el eceptisismo era grande.

Lo primero que me paso con la película, es como la firma Noblex permitió, si es que la vieron, que su nombre quedara signado por el imaginario de una marca en declive, vieja y pasada de moda. Incluso hasta el personaje de Luis Luque se ve antiguo con esos anteojos de la década del 50 que parece más el gerente de una zapatería que de una firma de productos electrónicos.

Al igual que su anterior película (HOY SE ARREGLA EL MUNDO – 2022) Winograd repite los topicos, quizás sin quererlo, de hombres en crisis, de edad, de matrimonio, de paternidad, de creatividad.

La cercanía en la producción de ambas películas hace que parezcan un calco en su guión, si no fuera porque en esta última estamos hablando de hechos reales (?).

Una película plagada de clichés narrativos, visuales, y sonoros, con algunos pasos de comedia efectivos y otros dudosos ( que medicos tan divertidos, nunca me tocó uno así, y acá hay dos), y con muchas libertades narrativas. Lo de quitarle a los brasileros (nuestros rivales futboleros por excelencia), los componentes electrónicos, y convencer a las autoridades aduaneras de liberar la mercadería a cambio de una campaña publicitaria, es cuánto menos inverosimil. Planos que empiezan al revés para componer de manera errática para transmitir vaya uno a saber que estado del personaje. Un climax que se desarrolla sin tensión previa, con situaciones exageradas por momentos, y déjenme decirlo, con ese personaje insoportable del Tano Pasman puteando sin parar que ya queda anacrónico y sin efecto. Sumado a algunas situaciones DEUX EX MACHINA, cómo cuando Alvaro y su equipo escuchan en su oficina una conversación telefónica de Federica que está en el baño, a través de los conductos de ventilación (!?). Y dónde el cambio y el arco del personaje se reducen a un cambio de camisa y un salto en paracaidas.

En conclusión, te va a mantener con una sonrisa, incluso sacarte una carcajada, pero su anterior trabajo, HOY SE ARREGLA EL MUNDO, me resulta más efectivo e intimista que este. Con un Sbaraglia genial, lejos lo mejor de la película, que si bien compone personajes muy parecidos, el siempre agrega matices que los hace diferentes.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Tendencias